Segundo viaje

Valle del Aconcagua

Continuamos nuestro viaje, esta vez hacia el Valle de Aconcagua, ubicado en la zona central de Chile, un lugar cargado de historia, cultura y sabores extraordinarios. Este valle, que recibe su nombre del majestuoso cerro Aconcagua, es un verdadero emblema de nuestra identidad. Fue aquí, en el pueblo de Putaendo, donde se dio un hito histórico importante: el primer pueblo libre de Chile. Este evento, que marcó un antes y un después en nuestra historia, se refleja hoy en el espíritu libre y creativo de quienes habitan y producen en esta región.

El Valle de Aconcagua se extiende desde la cordillera hasta la costa, abarcando una diversidad de climas y paisajes que lo convierten en un lugar único para la producción de alimentos y bebidas. Durante nuestro recorrido, nos sumergimos en la riqueza de este territorio, explorando cada rincón en búsqueda de productos auténticos que representan el alma del valle.

Aconcagua Costa
Nuestra travesía comenzó en la zona costera del valle, donde el clima fresco y la influencia del mar permiten la elaboración de vinos blancos de una calidad excepcional. Visitamos viñedos como Herrera Alvarado, donde conocimos su «cuero de vaca», un vino fermentado en cuero y envejecido en barricas de raulí, que destaca por su acidez vibrante y su capacidad de acompañar platos cárnicos intensos.

En esta región también encontramos la famosa lúcuma y aceitunas locales, ingredientes que se integran perfectamente a nuestra cocina basada en fuegos, realzando los sabores de manera natural. Además, exploramos las empanadas de queso y la preparación de aceites artesanales, sumergiéndonos en las tradiciones familiares que dan vida a estos productos.

Aconcagua Montaña
Desde la costa, ascendimos hacia la zona montañosa, donde las bajas temperaturas y los paisajes imponentes dieron un giro a nuestra experiencia. Aquí, recolectamos truchas frescas directamente de las pisciculturas y aprendimos a cocinar este producto emblemático a la parrilla, destacando su frescura y sabor.

También visitamos a productores de charqui y carnes de conejo. Estas reuniones, llenas de autenticidad, nos conectaron con las tradiciones que hacen de este valle un lugar tan especial.

El Viaje y la Mesa
Cada encuentro con productores locales, ya sea en las viñas, pisciculturas o pequeñas chacras, nos permitió recolectar ingredientes únicos: desde el chardonnay de la zona costera hasta el cabernet sauvignon de Panquehue. Cada uno de estos productos encuentra su lugar en nuestra cocina, transformándose bajo el fuego en platos que cuentan historias. Desde una cazuela de caballo hasta postres elaborados con nopal y maridados con petnat de moscatel de Alejandría, cada bocado es una celebración de este valle.

Finalmente, cerramos este recorrido con un homenaje a las recetas ancestrales, guiados por la «Abuela Sara», una guardiana de la memoria culinaria de Putaendo. Sus relatos y preparaciones nos conectaron con el pasado, dándonos la inspiración para traer al presente la esencia de Aconcagua en cada plato que servimos.

Con los sabores, historias y saberes del Valle de Aconcagua volvemos a casa, listos para compartir con nuestros comensales una experiencia que va más allá de la cocina. Es un viaje de descubrimiento y conexión con nuestras raíces, un reflejo del espíritu libre y creativo que define a 99.